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Una región con épica

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Ya casi concluía el año 2006 y solo faltaba abrochar el anhelado triunfo. Se trataba del último viaje hasta el Congreso en Valparaíso para que el proyecto de ley de creación de la nueva Región de Los Ríos y la Provincia del Ranco saliera de una vez por todas del Poder Legislativo y el sueño fuera realidad. En Valdivia, dirigentes sociales, políticos, deportivos, culturales, y uno que otro académico, llenaron dos buses para ir al Congreso a empujar la iniciativa.

El viaje estuvo marcado por escuchar en múltiples versiones la canción Regionalización del grupo Sexual Democracia.

La lucha por la autonomía, por disponer de más recursos y en definitiva por volver a ser región, llevaba ya 33 años, aunque desde 2002 en adelante se habían sorteado los escollos más engorrosos. Meses antes de este último viaje, el sueño regionalista había tenido un triunfo en la Cámara Baja con una verdadera fiesta en la galería del hemiciclo, hasta donde llegaron cientos de valdivianos y ciudadanos de otras comunas quienes se manifestaron respetuosamente con aclamaciones de júbilo y bailes folclóricos.

La aprobación del Senado sería la luz verde final para la concreción del anhelo, por eso la relevancia de esta última travesía al Congreso. Para repetir el éxito de la aprobación anterior en la Cámara Baja, había también que insistir con la estrategia de ir con ciudadanos que apoyasen desde la galería.

Apenas el bus se detuvo en las inmediaciones del Congreso, un fotógrafo que integraba la comitiva regionalista le entregó sin mayor explicación más de 50 banderas rojas y blancas de Valdivia al dirigente social Francisco Vásquez, quien era por ese entonces el segundo de a bordo en la Unión Comunal de Juntas de Vecinos. Luego, el reportero gráfico se adelantó a todos y descendió del bus para alejarse varios metros, con el propósito de registrar la bajada de la delegación. Mientras el reportero capturaba imágenes desde múltiples ángulos, Francisco Vásquez se posicionó junto a la puerta del bus, de tal manera que a cada persona que ponía un pie en el suelo le regalaba una bandera para que la luciera dentro del Congreso.

La pintoresca historia entre Vásquez y el fotógrafo, que terminará de la manera menos pensada, se inscribirá dentro de los momentos mágicos que fueron marcando los hitos de cierre de esta lucha ciudadana, la que por cierto, tiene un comienzo.

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A mediados del año 20 del siglo pasado se vivían vaivenes políticos y sociales importantes en nuestro país. Con el retorno de su exilio, el presidente Arturo Alessandri había instaurado una nueva carta magna.

Dentro de la multiplicidad de elementos que dejó la Constitución de 1925, además de separar a la Iglesia del Estado, fue también la reestructuración geográfica del país. De esta manera se establecieron 25 provincias, una de ellas la de Valdivia, que estaba conformada por tres departamentos: La Unión, Río Bueno y Valdivia como capital.

En 1965, la Oficina Nacional de Planificación (Odeplan) introdujo un matiz en el escenario territorial descrito precedentemente, pues estableció la conformación de regiones, reuniendo en la Región VIII a las provincias de Cautín en Temuco, Valdivia y Osorno. La ciudadanía de Temuco externalizó su malestar por tal determinación, y finalmente dicha comuna quedó rotulada como región, disponiendo la Odeplan para ella el número IX.

El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 produjo que Augusto Pinochet y la Junta Militar dieran paso a modificaciones en lo que respecta a la regionalización, de tal manera que en 1974 se creó la X Región de Los Lagos, cuya capital era Puerto Montt. La Provincia de Valdivia quedó inserta dentro de este nuevo territorio, derrumbando cualquier posibilidad de que Valdivia se convirtiera en región.

Para Jaime Matamala, uno de los valdivianos que participó más activamente en el movimiento ciudadano para la creación de la Región de Los Ríos, esta nueva distribución habría tenido como principal criterio un fin logístico militar, por sobre otras variables ligadas a planificación territorial o aspectos identitarios.

Como respuesta a esta decisión, en mayo de 1974 se creó en Valdivia el Comité Nueva Región, impulsado por Heriberto Weber, quien es actualmente el único valdiviano sobreviviente de ese primer movimiento ciudadano que surgió con el objetivo de entregar a la Provincia de Valdivia el estatus de región. Fue Weber quien junto a un grupo de comerciantes inició una seguidilla de reuniones para manifestar su rechazo a que Valdivia quedara inserta en la Región de Los Lagos, dando el puntapié inicial a la lucha por recuperar la región.

En la década de los 70, sin embargo, los intentos caerían en tierra estéril, pues la dictadura no daría su brazo a torcer ante el requerimiento descentralizador.

A comienzos de los 80, nuevos rostros se van anexando a la intención regionalista, como Miguel Ramírez Carvajal, dirigente del comercio local y luego académico de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Austral de Chile.

“En esos tiempos, el tema de volver a ser región de alguna manera se eclipsó por otro que era más importante: el retorno de la democracia”, dice hoy el economista, con la tranquilidad que le da mirar el pasado de una manera más reposada.

Y ese momento, el retorno de la democracia en Chile, llegó, por lo que nuevamente brotaron en la Provincia de Valdivia los ánimos descentralizadores, pues se pensó que los cambios políticos se traducirían en una nueva oportunidad. Se incorporaron a la idea dirigentes de peso como Raúl Basso –directivo de la Cámara de Comercio Detallista y bombero de la Séptima Compañía- y surgieron liderazgos femeninos como el de Silvia Oyarzún -profesora básica y dirigente del magisterio-, quien junto con Silvia Aguilar fortalecieron el bloque regionalista con el impulso del Comité Femenino Nueva Región.

Por esos años, la desaparecida radio San Sebastián, cuna de grandes comunicadores e ícono local de los 80 y 90, se encargaba los días domingo de emitir un programa especial destinado a informar a la comunidad sobre los beneficios de contar con autonomía territorial.

Sin embargo, no todo era como lo proyectaban los regionalistas. Según recuerdan Weber y Matamala, en un discurso pronunciado por el presidente Patricio Aylwin en un Coliseo de Valdivia repleto, éste enterró el anhelo al señalar que este afán de desprenderse de la Región de Los Lagos no era prioridad. Probablemente, Aylwin no estaba del todo enterado que el tema era sensible para el territorio, o quizás, como primer gobierno en proceso de transición luego de la dictadura, apostaba a no realizar cambios bruscos en el país para así mantener la codiciada paz. En cualquier caso, se ganó espontáneos abucheos que cayeron en el Coliseo como una lluvia valdiviana en pleno invierno.

Pese a esta lápida puesta por el presidente de la época, el movimiento ciudadano no claudicó en su intento y quienes mantuvieron la bandera arriba fueron los integrantes del Comité Provincia de Valdivia Nueva Región, apuntalados políticamente, aunque sin mucha suerte, por el senador Marco Cariola Barroilhet, quien se sumó al movimiento a fines de los 90, y sobre todo por el histórico político Gabriel Valdés Subercaseux, también senador por Valdivia y figura emblemática de la Democracia Cristiana.

Probablemente, la década de los 90 sirvió para reinstalar el tema en la palestra pública y en los círculos de toma de decisión, articular de manera más efectiva el movimiento y aumentar el caudal de interés ciudadano.

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El nuevo milenio traería buenas nuevas. La aspiración regionalista comenzó a tomar cada vez más fuerza no sólo para modificar las voluntades políticas, sino también para comenzar a cosechar todo el trabajo iniciado en 1974 y ejecutado a pulso en los 90.

Durante la primera década del nuevo milenio, nuestro país se presentaba en el concierto mundial como el jaguar de Latinoamérica, pero esa realidad no tenía mucha relación con lo que se veía en la Provincia de Valdivia, porque los recursos económicos no llegaban de manera robusta a esta zona. “Había una sensación de rabia mezclada con injusticia”, recuerda el periodista Herman Manríquez, quien participó de los viajes en bus al Congreso.

Con el horizonte de aunar voluntades surgió con mayor notoriedad la Asociación de Municipios de la Provincia de Valdivia.

Por esos años, el actual diputado Bernardo Berger, exmilitante de Renovación Nacional, era alcalde de Valdivia. Hoy recuerda que para poder captar recursos para la ciudad tenía que dirigirse a negociar a Puerto Montt, la capital de la Región de Los Lagos.

“Muchos de los recursos regionales se quedaban en Puerto Montt y no llegaban a Valdivia. Entre 1976 y 2007, es decir en 31 años, se asfaltaron 16,2 kilómetros de caminos en nuestra provincia”, apunta Jaime Matamala.

Por un lapso de tiempo, Berger presidió la agrupación de municipalidades que instaba por la creación de la región. “Casi todos los alcaldes eran del entonces oficialismo”, remembra el ex edil, aunque destaca que pese a las diferencias políticas se actuó en bloque, apelando a un sentido de unidad, y añade que “nadie, pese a la gran tribuna que era esta lucha, se aprovechó políticamente, porque se entendía que había un bien superior”.

Muchos de los partícipes de este proceso coinciden en que uno de los que colaboró en manejar los tiempos y poner paños fríos a muchas situaciones fue el diputado Roberto Delmastro, quien falleció en 2014. Uno de los tantos ediles que también demostró ferviente interés descentralizador fue el socialista Luis Cuvertino, quien por ese entonces era alcalde de Lanco. Las vueltas de la vida lo llevaron este 2021 a ser electo como el primer Gobernador Regional de Los Ríos.

Había argumentos regionalistas de sobra a la hora de ponderar visiones, pero pese a ello, aún quedaba un grado de resistencia por parte de algunas autoridades gubernamentales. El exacadémico de la UACh, Miguel Ramírez, recuerda que en una ocasión tuvo que viajar a Santiago para entrevistarse con el entonces subsecretario de Desarrollo Regional, Pablo Galilea, con el objetivo de sensibilizar voluntades. “(Galilea) me dijo que veía nuestro caso como la aspiración que tenía Bolivia para que nuestro país le entregara mar, vale decir, muy compleja”, recuerda Ramírez, quien años antes había sido alumno de Galilea en una maestría.

El Diario Austral de Valdivia, en su rol informativo, ejerció un relevante grado de presión sobre las autoridades que no estaban del todo convencidas con la creación de la nueva región.

La Universidad Austral de Chile, que a comienzos del 2000 era dirigida por el rector Carlos Amtmann, colaboró estrechamente con los municipios para que la comunidad se pusiera la camiseta de la nueva región. La casa de estudios y los gobiernos comunales realizaron conversatorios en cada una de las doce comunas de la Provincia de Valdivia, a fin de dialogar y fortalecer el tejido social local, de manera que los dirigentes y la ciudadanía no solo de Valdivia comprendieran la relevancia de lo que estaba en juego. Estos diálogos participativos, como fueron rotulados los encuentros, reunieron a más de tres mil dirigentes sociales.

El primer gran paso para la regionalización de la Provincia de Valdivia fue dado por el presidente Ricardo Lagos. El 18 de octubre de 2005, en un acto público en la Costanera de Valdivia, Lagos firmó el proyecto de ley para la creación de la nueva región. Por esos años, la Provincia de Valdivia, y en particular la comuna de Valdivia, gozaba de tener dos movimientos ciudadanos que concitaron apoyo transversal. El primero, y con más trayectoria, era el de la lucha por la nueva región. El segundo era un movimiento que nació espontáneamente en defensa y protección de los cisnes de cuello negro del Santuario de la Naturaleza Río Cruces Chorocamayo, los que se vieron disminuidos sustantivamente en número producto de la acción de la empresa Arauco, como sería dictaminado por la justicia a través de un fallo en julio de 2013.

Con posterioridad a la firma del presidente Lagos, el proyecto tenía como destino el Congreso, donde debía sortear las respectivas comisiones y ambas cámaras. “En esa parte del proceso, los que jugaron un rol importante al abrirnos las puertas del Parlamento y darnos las facilidades fueron los diputados Alfonso de Urresti -actualmente senador (PS)- y Roberto Delmastro (RN)”, recuerda Bernardo Berger. En los pasillos del Congreso era de Urresti el que organizaba a la ciudadanía regionalista. Se trataba de un tumulto de entusiastas personas que a través del diálogo –seguramente ameno y argumentativo- procuraban influir en los congresistas “dubitativos” que aún no tenían decidido su voto a favor de la creación del nuevo territorio.

Un testigo clave de esta estrategia para convencer a los parlamentarios asegura que una senadora –perteneciente al partido de la falange y que años antes había sido ministra de Relaciones Exteriores- se escondió en su oficina y no salió durante horas esperando a que el júbilo ciudadano de los valdivianos desapareciera de los pasillos del Congreso.

El proyecto pasó ambas cámaras y el 23 de enero de 2007 ya estaba listo para ser despachado al Tribunal Constitucional, instancia que ratificaría la nueva división territorial. Coincidencia o no, el documento en el tribunal llegó directo para ser firmado a las manos de un alto funcionario de origen valdiviano, familiar de Jaime Matamala, quien en un tiempo récord oficializó el trámite. Tres días después de que el escrito ingresara a la oficina de partes del Tribunal Constitucional, ya estaba con la respectiva rúbrica y timbrado.

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El 16 de marzo de 2007 fue un día de fiesta. La presidenta Michelle Bachelet arribó a Valdivia con el propósito de firmar en la Costanera el decreto de ley N° 20.174 que creaba la Región de Los Ríos y la Provincia del Ranco. Fue un día maravilloso, donde el sol quiso también, junto con cientos de personas, ser testigo de la firma de la mandataria. La gente se tomó las calles y los puentes con banderas chilenas y de Valdivia. “¡Valdivia capital regional, Valdivia capital regional!”, se escuchaba por todos lados.

Faltaban escasos diez minutos para que comenzara el acto en la Costanera cuando ocurrió un hecho inusual. Las diez personas que componían la representación del Comité Nueva Región no tenían asientos disponibles junto a las autoridades. Las personas que habían luchado por más de 30 años por presenciar este momento histórico sencillamente no habían sido consideradas en el protocolo de la ceremonia. Rápidamente se subsanó el impasse, ya que Jaime Matamala consiguió con un funcionario municipal diez sillas, las que fueron trasladadas desde la municipalidad por dos hombres anónimos que salvaron la situación. Finalmente, la comitiva encabezada por Heriberto Weber pudo estar en el lugar simbólico que le correspondía.

Iván Flores fue nombrado Delegado Presidencial con la misión de instalar el aparataje público en la nueva región.

“Acepté instalar la región porque pensé en el esfuerzo de personas del Comité Nueva Región, como mi suegro Enrique Larraín, Heriberto Weber, Claudio Molina, entre otros”, recuerda el actual diputado Flores. El médico veterinario reconoce haber comido y dormido poco durante dicho proceso,  además de enfrentar el desafío de levantar el aparataje público “con las patas y el buche”: tuvo que instalar una región cuyo financiamiento no estaba contemplado en la Ley de Presupuestos de ese año. “En un comienzo teníamos tres vehículos para funcionar; el mío, el de mi señora y el de mi extrabajo, que lo pedí prestado”, recuerda con una cuota de humor.

El primer día de funcionamiento oficial como Región de Los Ríos fue el 2 de octubre de 2007. Iván Flores, ahora en su rol de primer Intendente, encabezó un acto en el Aula Magna de la UACh donde se tomó juramento a los miembros del nuevo Consejo Regional, los cuales por entonces eran designados por los partidos políticos.

Durante el proceso de la lucha por transformar a la Provincia de Valdivia en una nueva región se generaron amistades y anécdotas inolvidables, como la que ocurrió en el último viaje en bus de los regionalistas al Congreso. El dirigente Francisco Vásquez no podía más de regocijo al ver la galería llena con las banderas blancas y rojas que un fotógrafo le había entregado antes de bajar del bus, y que él de manera entusiasta había repartido a todos los viajeros. Mientras Vásquez contemplaba orgulloso la escena, el reportero gráfico se acercó a él y le preguntó:

-Amigo, ¿y mis banderas?

-Se las entregué a todos cuando iban bajando- respondió el dirigente social.

Al fotógrafo casi se le cayó la cámara con la respuesta de Vásquez. Invadido por un sentimiento de asombro y rabia, le retrucó al dirigente:

-¡Pero si las banderas las tenía para la venta y no para regalo!

Vásquez quizás acababa de perder a un amigo, pero a la vez se había ganado la simpatía y agradecimiento de las 50 personas que gozaron ondeando su bandera cuando fue aprobado finalmente el proyecto en el Senado, mientras se escuchaba de fondo la canción “Camino de luna”.

“La alegría fue tanta que cuando salimos del Congreso, todos los que fuimos en buses nos sacamos una foto en la escalera, la que es histórica. La gente que estuvo allí, de todos los colores políticos y organizaciones, nos prometimos que íbamos a luchar siempre por nuestra región”, recuerda Vásquez.

Para consagrar este anhelo fue relevante la contribución de quienes aparecen mencionados en esta crónica, como también de honorables ciudadanos que ya no están, como Néstor Santibáñez, Esteban Marinovic, Oscar Gayoso y Enrique Salinas. Hubo otros hombres, otras mujeres y personas anónimas que participaron en el movimiento y que siguieron al pie de la letra el dictado de su conciencia, probablemente moldeada desde la eternidad por el valdiviano Fray Camilo Henríquez, quien de estar vivo habría alentado con fuerza y vigor la idea regionalista.

Para reconocer el mérito de todos y todas quienes aportaron a la creación de la Región de Los Ríos, habría que escribir un libro íntegro destinado a tal propósito, tarea que quedará para las futuras generaciones de periodistas e historiadores.

LOS AUTORES

Enrique Corvetto Castro

Enrique Corvetto Castro

Es valdiviano, profesor de Estado en Educación Técnico Profesional con mención en Comunicación de la Universidad Austral de Chile, Valdivia. También es periodista, licenciado en Comunicación Social de la Universidad Mayor de Temuco. Cuenta con un diplomado en Comunicación y Políticas Públicas de Universidad de Chile y un magister en Ciencias Sociales con mención en Ciudadanía y Participación Democrática de la Universidad Arcis. Ha trabajado en revistas y medios digitales como redactor y editor, además de ejercer como académico en instituciones de educación superior. Ha estado becado en la República Popular China. Es coautor del libro Gobernar es educar: historias de Pedro Aguirre Cerda. Actualmente trabaja en la protección de los recursos forestales del país y escribe columnas de opinión para medios de Centroamérica.

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